AKILA era una niña egipcia muy despierta y con grandes habilidades para el deporte. Un buen día recibió un papiro donde se le invitaba a que participase en las próximas olimpiadas de Tebas.
Junto con Akila, los hermanos Re y Ra amigos de ésta también habían conseguido buenas marcas y se estaban preparando con un entrenador de Hispania para participar en sus segundos Juegos. Desde pequeños habían destacado en la esgrima y ya por el año 1998 antes de Cristo ganaron la primera medalla de oro venciendo a dos buenos contrincantes, Sinhué y Masud.
Sin embargo en estas nuevas olimpiadas no bastaba con ser un buen luchador de esgrima puesto que las pruebas eran más complicadas: desde carreras por el desierto, carreras con carros, lanzamiento de piedras o levantamiento de pilares.
Todas las pruebas se fueron realizando durante una semana y fueron presenciadas por un público venido de muchos países deseosos de ver coronado con la corona de laurel al más fuerte de todos los participantes.
Según se sucedían las pruebas Akila parecía la más fuerte destacando en su especialidad la esgrima. Sin embargo, llegado el último día dos fueron los atletas que alcanzaron la máxima puntuación de las pruebas estableciéndose un empate. Estos dos atletas fueron Akila y Ra.
Los organizadores decidieron que deberían retarse en un combate de esgrima con escudo y florete a un máximo de diez toques. El combate estuvo muy igualado llegando a situarse en un nueve a nueve, pero después de un descanso de los atletas, fue Akila la que en un descuido de Ra consiguió el toque que le daría la victoria del combate y de la olimpiada.
Akila había conseguido una nueva medalla pero al mismo tiempo había logrado mantener la amistad de Ra a pesar de haber perdido. Ambos ya pensaban en prepararse para unos nuevos juegos que se iban a celebrar el próximo año en Israel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario