Un atardecer, Kassim e Hit le contaron a sus hijos la historia de su infancia; los reunieron a orillas del río Nilo, y la madre preparó pescado a la brasa, “sambousek” y pan tostado con aceitunas; bebieron “irssous”, agua de regaliz. Kassim puso en el suelo un mantel hecho de hojas de papiro trenzadas con paja de trigo, colocó encima los manjares y llamó a toda la familia para que vinieran a sentarse alrededor.
-¿Sabéis, hijos? –preguntó Kassim-, mamá y yo nos conocemos desde niños; nuestros padres se llevaban muy bien porque se ayudaban a arar los campos, a segar el trigo, a regar cuando nos tocaba el turno... Se llevaban tan bien que habían concertado nuestro casamiento, y así fue: cuando cumplimos los quince años de edad nos casamos. Pero a vuestra madre la hicieron esclava y a mí me llevaron a las canteras a sacar bloques de piedra para construir la tumba del faraón.
- Pero un día nos encontramos los dos –intervino Hit- y nos escapamos a Sais, en el Delta del Nilo. Allí estuvimos escondidos hasta que vosotros nacisteis, hijos míos.
- ¿Entonces qué hacemos en Alejandría? – interrumpió Nejty.
- En una crecida del río Nilo toda la zona quedó inundada –explicó Hit-; esa crecida borró las huellas de nuestra huída, todos pensaron que nos habíamos ahogado y nosotros aprovechamos para mudarnos a Alejandría.
-¡Ah, claro! –exclamó Josafatu, el hijo mayor-, por éso nunca vamos a ver a nuestros abuelos.
- Sería demasiado peligroso, hijos míos –dijo Kassim-, pero ellos lo saben y lo comprenden; cuando vamos a El Cairo vuestro tío Ayu, el padre de Sagira, me da noticias de vuestros abuelos y yo le cuento cómo estamos para que se lo transmita a ellos.
Aquella noche fue inolvidable; todos se quedaron hablando hasta muy tarde bajo la luna llena; bueno, todos menos Nejty, que se durmió en brazos de Hit soñando con agua y lluvia.
Que noche tan bonita pasaron todos, y a mí me parece genial por parte de sus padres que le contaran su infancia, los niños al fin y al cabo lo tenían que saber.Aunque también fui muy peligroso escaparse así, pero no tenían derecho a hacerlos esclavos, yo hubiera hecho lo mismo que ellos, pero no sé como pudieron sobrevivir tantos años, les debió de costar mucho, casi tanto como no visitar a sus propios padres, yo no sería capaz de no visitarlos, aunque era muy peligroso que fueran.
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